Saturday, August 2, 2008

Maravillas de la tecnología.© 2008

Finalizada una conferencia sobre Web 2.0 en Boston, decidí tomar el autobús de regreso a Nueva York. Los autobuses no han sido un medio de transporte muy popular en los Estados Unidos hasta que la subida de los precios del petróleo les ha dado una nueva popularidad. Es una especia de salto a la fama pero de rebote. En inglés, le dicen los “quince minutos de gloria.” En los pocos autobuses en los que subí durante los 21 años que llevo viviendo en este país, normalmente se les notaba gran descuido en la higiene y la limpieza, así como la comodidad de los mismos. Pero el anuncio de este moderno autobús del siglo XXI prometía algo espectacular, conexión a Internet sin cables, enchufe eléctrico para que no se acabe la batería al laptop, nuevos y cómodos autobuses y todo por un precio inferior al de una comida. Era una oferta irresistible de experimentar el presente del viaje colectivo del siglo XXI. Efectivamente, cuando monté en el autobus estaba lleno de jóvenes, en su mayoría universitarios, todos armados con su laptop y su Ipod y encantados todos de tener acceso al Internet. Era verdad todo lo que anunciaban. Aún antes de iniciar el viaje, ya había respondido a tres correos, había actualizado mi página de Facebook, y le había transmitido varios documentos a mis colegas de la universidad. Con suerte, hasta tendría tiempo para ver una película, que era lo que con suerte ocurría en los autobuses del siglo pasado. Pero no llegué a verla. Ni el autobús la mostró en su pantalla, ni yo llegué a ver el DVD que tenía preparado en mi laptop. De repente me acorde de esa milagrosa página web que retransmite competiciones deportivas y me pasé gran parte del viaje mirando en directo un partido de tenis de Roger Federer. Por un momento, pensé que más que en un autobús estaba viajando en una nube camino de mi Nirvana tecnológico.
Y de repente me desperté de mi sueño, tenía la necesidad de ir al baño. En el parabrisas delantero del autobús había un cartel bilingüe que decía: “This bus is equiped with a lavatory...”, y debajo la consabida traducción en español: “Este autobús está equipado con lavoratorio...” ¿una clase rodante para estudiante de química? Pero, claro, es que los laboratorios con V ya no son lo que eran, y éste lo único que tenía era un depósito de condensación de residuos.

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